Alma que por tu muerte entristecida
hoy se niega a quedarse abandonada,
en llanto ve la luz de la alborada
negando de este plano tu partida;
así en brazos me llevas aturdida
haciendo que navegue enamorada,
buscándote frenética en la nada,
temiendo que sin ti no haya vida
ya sé que el tiempo borra el pensamiento
y en su barco el olvido siempre llega
pero haré en tu memoria un monumento
que resguarde tu fortuna andariega,
rubricando el suspiro soñoliento
del brindis infinito por tu entrega.
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