martes, 21 de junio de 2011

Te espero


amino errante por las calles, sigo tus pasos, señalados por tu perfume.
En cada esquina noto tu presencia, pero no te veo, te escondes.
Recorro con la mirada sus rostros pero ninguno me dice lo que quiero oír.
Regreso cansado, triste, desolado, lágrimas resbalan por mis ojos.
Y estas allí.
Sentada en la escalera, rodillas agarradas por tus manos, tu cara escondida.
¿Me perdonas?. Te perdono.
No me odies. No podría.
No lo pensé. Lo sabía.
Subamos a casa. Vamos vida mía.

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